Dos historias muy breves.
Aparentemente inconexas, pero que son muy similares.
Primera historia:
No hablamos del siglo pasado.
Hablo de 2021.
Tampoco hablamos de un país «tercermundista».
Hablamos de Austria.
Operan a un paciente.
Le amputan la pierna derecha.
La operación fue bien, y después de varios días, al hacerle la cura…
Se dan cuenta de que la pierna que debían cortar era la izquierda.
Visto de lejos parece una curiosidad.
Algo con lo que rellenar un titular, o hablar con los compañeros de trabajo.
Pero desde el punto de vista del paciente, es una grandísima put…da:
– Porque el problema que tenía continuó dañándole durante unos días más.
– Porque en vez de perder una pierna perdió las dos.
– Porque tuvo que pasar por quirófano dos veces.
Psicólogos, fiscales…
Ya estaba hecho.
Segunda historia:
Una máquina industrial.
Avería durante el turno de noche.
Cambian una electroválvula y puentean una fuente de alimentación del PLC.
Por la mañana, buscamos recambio para el módulo de la fuente.
Lo encontramos, y lo sustituimos.
¿Qué crees que ocurrió?
Fallaba igual.
Rearmamos la máquina, y al cabo de un rato el módulo empieza a funcionar correctamente.
Empezamos a mirar.
Buscamos el esquema.
Seguimos las conexiones.
Y vemos que hay un relé que desconecta el módulo que parecía dañado.
Resulta que el módulo está perfecto.
La avería viene por un problema mecánico.
Que descubrimos después de analizar paso a paso la máquina, viéndola funcionar.
La causa raíz:
Un tornillo flojo.
Se sale, enganchándose con un cilindro neumático.
Cuchilla que golpea una pieza de aluminio y se clava.
Se atasca la máquina.
Desmontamos, reparamos y montamos tornillos nuevos asegurándonos de que no puedan volver a aflojarse.
Máquina reparada, tras varias horas de intervención.
Conclusión:
El primer diagnóstico era incorrecto.
La primera pieza que cambiamos no tenía nada malo.
Menos mal que no era la pierna de una persona.
Aun así, si hubiéramos acertado a la primera se hubieran evitado algunas horas de producción perdida.
Los errores ocurren.
A mí el primero.
Pero se pueden reducir con una buena comunicación.
El primer técnico envió un email a otros técnicos.
El maquinista anotó la incidencia en su excel de paradas.
El mecánico del turno siguiente leyó la incidencia anotada por el maquinista.
Otro técnico había leído el email pero estaba con otras historias y no nos lo comentó hasta que estábamos metidos «en harina».
Muchas vueltas, poca información.
Si todo hubiera estado documentado en una aplicación centralizada, a la que todo el mundo pudiera acceder, esto se podía haber evitado.
Además, quedaría constancia para el futuro, por si se repite una avería similar.
Incluso en otra máquina de otra sección.
Qué casualidad!!
(En realidad, sabes que no es casualidad, pero es para darle dramatismo).
Tengo una solución que sirve justo para eso.
Y para mucho más.
Todo para facilitar el trabajo técnico y evitar errores que cuestan tiempo y dinero.
Si sabes que necesitas algo así, escríbeme y te cuento más:
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PD: Este artículo es una copia de un correo que envié en 2022. Cada día envío un email, y muy pocos los publico aquí. Si quieres recibirlos, apúntate haciendo clic aquí. Si no estabas apuntado, nunca sabrás lo que escribí ayer.
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